1981.
Un generación X joven.
Un milennial viejo.
Algo en el medio soy yo.
Un adolescente en los 90's, dominados por nostálgicos de los 80's, y que ama unos 70's que nunca vivió. De nosotros se decía que éramos el futuro, en un 2000 que ya pasó hace ya 17 años.
Miembro de un grupo de "primeros" y de "últimos": mis amigos más viejos tienen fotos de infancia en blanco y negro. Gracias Kodak, ¡de la que me vine a salvar!
Vi los LP's, rebobiné casetes con un bolígrafo, vi Titanic en el cine y según dicen también ví E.T. Esa misma fuente asegura que fui fan de Menudo (yo apenas recuerdo "Súbete a mi moto"). Y sé que la "M" de MTV significa "Música".
Últimos...
Vi además la llegada de las computadoras, cuando era todo un ritual tener una. Locutores que hablaban de "la magia de los CD's" (¿alguien todavía los usa?). Y ese engendro llamado Internet. A secas, porque Facebook llegaría en la siguiente década.
Primeros...
36 años te dejan algo aparte de incipientes canas (yo no tendré ya pelo cuando me lleguen). Te permiten empezar a extrañar el pasado. O al menos asombrarte de lo que se ha convertido. A veces me quedo recordando cuando la Interamericana era de solo 2 carriles y más allá de San Carlos solo se escuchaba AM. Debió quedarse así.
¡No todo está mal! Mi generación solo podía gastar 36 fotos en cada paseo, y rogar que cuando las fueras a buscar reveladas la tía no hubiera dejado a nadie mocho o tapado con el dedo. ¿Y un selfie con cámara de rollo? ¡No me friegues!
En fin, que somos un colchón entre la nostalgia y el futuro. Podemos explicarles a los viejos quién fue Gokú, mientras nos ufanamos de decirles a los más jóvenes que recordamos cuando se llamaba Zero.