BAR EL CALURIENTO

— ¡Qué calor, no joda!

— Mucho no podías esperar tampoco.

— Pero una cervecita, una ginebr...

— ¿Tú bebías?

— Coño, ¡a esta temperatura nadie es abstemio!

— Bueno, cálmate, ya por ahí pasará el waiter con algo.

— Yo estoy que me paro y lo busco. Un limoncito para chupar aunque sea, carajo.

— ¡Que te calmes! Ese hombre siempre pasa por acá. Siempre me deja abastecido. Lo conozco de los tiempos en el Cuartel.

— Todos son ex guardias por estos lados.

— Pues qué te diré, hicimos lo que pudimos. Al menos alcanzamos a hacer.

— ¡Vuelve y traba con la misma!

— Cógelo suave, que no quiero discutir. Lo que nos sobra es tiempo para hablar de detalles.

— Si no es que este calor primero me remata

— ¡Chefo!, ¡Chefo! Te llamamos con el pensamiento. Me traes dos cervezas, y acá al distinguido un gin-tonic. Ponle bastante hielito y limón. ¡Fino de mierda este!

— ¡Ombe pues!

— Antes que llegue con el trago, se evaporó todo. Qué vaina este lugar.

— Seeee.

— Viejo, dime una cosa: ¿Qué se siente?

— ¿Qué se siente qué?

— Perder tanto en tan poco tiempo. No te alcanzó a durar ni la quincena.

— Tú lo debes saber. Uno nunca planifica el fracaso. Cuando uno lo tiene todo, se cree que no se va a acabar.

— Pues yo me pensaba retirar. Me iba a ir con los nietos, y que ni me fueran a buscar los demás.

— Eso no te lo crees ni tú. ¿Pensabas irte y dejar ese reguero de culebras detrás de ti? ¡Eso en cualquier momento iba a explotar!

— Bueno, a mí me explotó antes de tiempo.

— Tú disculpa que te ande sacando el tema.

— Bah, eso ya no importa.

— Oye, nada que viene el enano revejido ese con los tragos. Espérate que ya lo…

— ¡Calma! Que por eso es que te buscabas los problemas, por apurado.

— Es que las cosas son “ya” o no son. Y bueno, la garganta la tengo quemada.

— Chefo debe estar llegando. Acuérdate que por acá el hielo no se consigue. Debe echarse una buena carrera para conseguir una bolsita. ¡Míralo, ve! Fue llamarlo y venir con los tragos.

— Bueno, vámonos recogiendo, antes que don Belisario desde arriba empiece a tirar globos de agua fría. ¡Tableño tenía que ser ese hijueputa!

— Suave, que mi mujer era de Chitré. Y la tuya era de por esos lados también.

— Pero es que tan viejo para ponerse en esas mariconadas. Restregándole a uno la posición. ¡Vaya a que le den!

— Al menos está mejor que uno.

— Ve, Omar

— Dime, Fufo

— ¿Algún día nos cambiarán para otra paila?

F I N (?)

Último en mis redes sociales

@isaaclarrier