OH BENDITA IGNORANCIA

“En cierta ocasión un maestro puso en evidencia a sus discípulos, utilizando la siguiente estratagema. Entregó a cada asistente una hoja de papel y les pidió que anotaran en ella la longitud exacta de la sala en la que se encontraban. La mayoría escribió cifras cercanas a los cinco metros y algunos agregaron entre paréntesis la palabra “aproximadamente”. Luego de observar cuidadosamente las respuestas, el maestro dijo: “Nadie ha dado la respuesta correcta”. “¿Cuál es?”, preguntaron los alumnos. Y el maestro dijo: “La respuesta correcta es: No lo sé”.”

(Walter Riso, “El poder del pensamiento flexible”.)

Pocas cosas nos ponen en una situación de tanta indefensión como el reconocer que no sabemos la respuesta de algo. Desde pequeños nos enseñan a evitar caer en ello. Los políticos son expertos en estrategias de este tipo: pregúntales sobre el último proyecto de ley y los verás moverse como Neo evitando las balas en Matrix.

Lo cierto es que, contrario a lo que pudiera parecer, el no saber (o el reconocer que no se sabe) también puede ser una ventaja. Veamos 3 maneras en las que nos beneficia:

1. No lo sabes todo:

Como mencionamos recién, la ignorancia (o la percepción de ella que tenemos) nos pone vulnerables. Como bien apuntó Riso, por no quedar mal nos lanzamos a conjeturar. Y quedamos viendo el típico caso de quien miente en una entrevista para conseguir el empleo, para luego no llenar el perfil deseado y sentirse infeliz en el lugar. O quien se resiste a jugar bajo las reglas del equipo, para llevarse todo el crédito, a costa de la calidad del proyecto.

Es sencillo: Si no sabemos, lo mejor es preguntar. Los mejores proyectos de la historia vinieron de la mano de alguien (o “alguienes”) que fue lo suficientemente humilde para reconocer que no sabía algo, y a continuación puso manos a la obra.

2. Nunca lo sabrás todo:

Cuenta la leyenda que en la antigüedad, con el diploma de secundaria bastaba para hacerse de un empleo en La Empresa, S. A., donde podrías hacer tu entera carrera, criar a los hijos, pagar la casa y jubilarse decentemente (**En el fondo suena “Años” de Mercedes Sosa**). Hoy incluso con 2 maestrías encima, mantener un puesto de trabajo es todo un reto. Incluso la educación superior (sobre todo la versión politizada de ella que sufrimos en Latinoamérica) enfrenta la crisis de la desactualización.

Reconocer que nunca lo sabremos todo no nos vuelve pesimistas. Nos hace buscar alternativas, nos hace movernos para aprender más. Y no es siquiera asunto de matricularse en una universidad (si aun no oíste hablar de los cursos MOOC, pásate por Google y verás). No podemos cambiar las reglas del juego, pero sí podemos jugar al máximo de nuestras posibilidades. El conformismo limita.

3. No tienes por qué saberlo todo:

Esta pareciera contradecir la anterior, pero no es así. Me explico:

Vengo de una generación de todólogos. En una entrada anterior hablaba de que los de mi edad fuimos los últimos en ver lo análogo y los primeros en encarar lo digital. Se nos pedía que supiéramos de diseño editorial, de animación, artefinalismo, programación, animación 3D, edición de video, páginas web… Aun a día de hoy, se ven ofertas de trabajo ridículamente exigentes (que invariablemente pagan menos de lo que piden), pasando por alto el hecho de que no podemos ser especialistas en todo. Muchos de mi generación aprendieron un poco de todas y cada una de estas, solo para darse cuenta que preferían la ilustración a las páginas web, por ejemplo. Físicamente es imposible ser el arquero y a la vez anotar los goles.

“No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.” (Proverbio bíblico)

En esta era del conocimiento infinito, es preferible (y hasta más lucrativo) buscar cuál faceta de nuestra profesión nos gusta más, y enfocarnos en ser los mejores en ella. A nadie le gustaría navegar en un océano de sabiduría de solo un centímetro de profundidad. Y siempre estará la oportunidad de aliarnos con otro experto en una faceta diferente y encarar proyectos más complejos.

Si en un puesto de empleo te piden que aparte del diseño seas proficiente en otra cosa, asegúrate de que ese extra te sea debidamente retribuido.

No temas preguntar, busca aprender más, especialízate… ¡Todo empieza por reconocer que no se sabe!

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@isaaclarrier